El temido lloriqueo, una fase que casi todos los niños pequeños atraviesan y les permite obtener casi cualquier cosa cuando lo desean, es un sonido que todos los padres temen escuchar. Muchos padres lo ven como una forma de tortura que les permite a su bebé o niña obtener lo que quieren en cuestión de minutos. Los padres generalmente hacen cualquier cosa, literalmente cualquier cosa, para que su hijo deje de lloriquear. Afortunadamente, es posible romper lloriqueando niño. Una vez que se elimine ese gimotear torturoso de tu vida, tanto tú como tu pequeño podrán cosechar las recompensas de la victoria.
¿Por qué los niños pequeños se quejan?
Los niños pequeños dependen de los adultos para todas sus necesidades y deseos. A veces nosotros, como adultos, no somos tan receptivos como un niño pequeño quiere que seamos, lo que puede dar como resultado que los niños pequeños se quejen. La razón principal por la que su hijo puede comenzar a lloriquear es porque se sienten completamente indefensos. Los niños pequeños son demasiado jóvenes para expresar siempre sus emociones con precisión. La mayoría de los niños pequeños tampoco entienden la paciencia, lo que los hace más propensos a lloriquear si les pide que esperen. En lugar de ser pacientes, los niños inmediatamente recurrirán al uso de una voz cada vez más aguda para obtener lo que desean, a menos que se les haya enseñado lo contrario.
Todos sabemos lo ruidoso y molesto que puede ser un niño lloriqueando. Definitivamente es lo último que queremos escuchar mientras compramos en una tienda de comestibles o cuando nos sentamos al cine. Sin embargo, cuanto más a menudo un padre responde a los lamentos de sus hijos, más probable es que continúe. En lugar de permitir que continúen las quejas, es mejor enseñar a sus hijos otros métodos efectivos para llamar su atención.
Cómo manejar el llanto de un niño pequeño
1. ignorarlo
La primera forma de romper el hábito de quejarse de tu niño es simplemente ignorarlo. Cada vez que comiencen a lloriquear, mantenga una estatura y expresión facial neutrales e informe con calma a su hijo que no puede entender lo que quiere con una buena voz. Algunos padres pueden incluso decidir crear una señal de advertencia para notificar al niño cuando están a punto de dejar de escuchar debido a sus gemidos, como tirar de las orejas o cubrir las orejas y burlarse de los dolores.
2. Prestar atención a sus necesidades
Su niño pequeño constantemente quiere su atención para cualquier cosa, desde otra bebida hasta el momento de jugar. Su necesidad usualmente ocurre cuando te concentras en algo más como una conversación telefónica. Si su hijo pregunta amablemente, es vital que responda de inmediato, incluso si no puede actuar al instante sobre la solicitud. Por ejemplo, si su niño pequeño está pidiendo un bocadillo mientras está hablando por teléfono, reconozca su necesidad y hágales saber cuándo lo recibirá para ellos. Recuerde que más de dos minutos serán demasiado largos para que esperen y pueden resultar en quejas.
3. No hagas que suceda
Ir de compras o hacer recados cuando su hijo está cansado o hambriento es una receta para el desastre. Si no puede evitar interrumpir la hora de la merienda o la cena, asegúrese de tener artículos a mano que ayuden a calmar a su hijo, como pequeños bocadillos saludables. Cuando se trata de la hora de la siesta, es mejor quedarse en casa y dejar que su niño pequeño duerma en lugar de llevarlos a cabo en cualquier tarea y esperar que sigan durmiendo. Incluso si es la fiesta de cumpleaños de tu mejor amigo, si es la hora de la siesta de tu hijo, asegúrate de que puedan dormir.
4. Deje que su hijo entienda qué es lloriquear
Para ayudar a su hijo a entender lo que es lloriquear, grabe su voz quejumbrosa y agradable. Recuérdele a su niño que está escuchando estas voces como un ejemplo de lo que deben y no deben hacer. Ahora que los niños saben cuál es su mejor voz y cómo deben sonar, es más probable que la usen cuando se les pregunta.
5. Enseñarles una mejor manera de comunicarse
Los niños pequeños no siempre pueden expresar con precisión sus sentimientos que a menudo pueden resultar en quejas. Una forma de ayudar a aliviar los quejidos es enseñarle a su hijo lenguaje de señas desde una edad temprana para expresar sus necesidades. Otra opción es entender qué lo ha provocado al hacer preguntas específicas con calma y luego ayudar a su hijo a identificar sus emociones. Tu calma aliviará los quejidos, mientras que tu frustración solo la aumentará.
6. Alabanza y premio en consecuencia
Enseñarle a su hijo la diferencia entre una voz quejumbrosa y una voz agradable es excelente, pero los niños prosperan más en elogios y recompensas. Puede parecer una tontería, pero elogiar constantemente a su hijo por usar su buena voz solo lo alentará a continuar hablando con una buena voz. El elogio constante es el factor más importante para aliviar la cantidad de quejas. Los niños quieren elogios, y una vez que saben cómo obtenerlos, usarán su buena voz de manera más consistente.
7. ser paciente
Ya sea que su hijo haya estado lloriqueando durante unas pocas semanas o varios meses, el hábito no se eliminará de la noche a la mañana. Recuerde tomarse su tiempo para enseñarles los nuevos métodos y elogiarlos cuando lo hagan bien. Antes de que te des cuenta, tu hijo siempre usará su bonita voz y el temido quejido desaparecerá de tu vida.